Calor contra la anorexia

Un equipo de investigadores de la Facultad de Psicología de la Universidad de Santiago de Compostela lleva desde hace años siguiendo una línea de investigación que defiende la aplicación de calor como una forma efectiva de tratamiento contra la anorexia.

La idea partió de un experimento norteamericano en el que se estudiaban ratas en condiciones de restricción de comida (sólo una hora y media diaria), mientras se les permitía correr en una rueda de actividad. Bajo estas condiciones, la actividad de la rata aumentaba considerablemente (llegaban a correr más de diez kilómetros diarios) al tiempo que iban reduciendo su ingesta hasta el punto de que morían por inanición. A partir de un fallo en el termostato, que provocó un aumento de temperatura, observaron que las ratas reducían su actividad lo que se traducía en un aumento de peso.

La hipótesis que manejan estos investigadores es que el exceso de actividad característico de la anorexia es un mecanismo termorregulador puesto que en general, muchas de las personas que sufren anorexia son hipotérmicas. Para controlar esta hipotermia y por tanto, aumentar la temperatura corporal se produciría este exceso de movilidad desembocando en un círculo vicioso: hipotermia e hiperactividad producen pérdida de apetito.

Para cortar este círculo vicioso probaron el calor en forma de sauna. Se trataba de cortar la actividad a través del calor. Lo primero que se producía era la disminución de irritabilidad y con ella la hiperactividad; también disminuía progresivamente su preocupación por la comida y el mundo en general. Empiezan a comer más cantidad y con más calidad.

Actualmente este equipo está obteniendo buenos resultados en su unidad “venres clínicos” con el empleo de saunas y chalecos térmicos en el tratamiento de pacientes afectados de anorexia.