domingo, 29 de marzo de 2009

La pérdida de una hija

Y llega un día en el que el mundo se da la vuelta y cae sobre ti con todo su peso. De repente te han mutilado el alma, asi, sin avisar. Sabes que ya no hay vuelta atrás, que ya has perdido y que nunca volverás a verla. Y esto es muy duro.
Escuchar las palabras, repletas de sentimientos, de una madre que ha perdido un hijo es muy impactante porque estás siendo testigo de la máxima expresión de dolor que una persona puede llegar a padecer. Hay que aprender a vivir con la ausencia y no estamos preparados para ello.
En la elaboración de este nuevo mundo, en el que tratas de reestructurar la nueva situación, te haces consciente de que la persona ausente se hallaba instalada en todas las parcelas de tu vida, todo te recuerda a ella y por ello, todo te lastima.

Es un proceso muy difícil en el que se van alternando una serie de sentimientos que con el tiempo y un buen acompañamiento se van regulando.

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