"El mercado - analizar lo que se vende y se compra - es un buen indicador para saber qué pasa en la sociedad. Y una de las cosas que indica es la gran difusión y el alza de toda una serie de productos etiquetados como de "autoayuda". El más típico son los libros dedicados expresamente al tema: en castellano, título como "Déjame que te cuente" del argentino Jorge Bucay, o "La ciencia de la felicidad" del español Ramiro A. Calle, son unos buenos ejemplos que ya permiten hacerse una primera idea del propósito de esta literatura.
La autoayuda de la que se trata es fundamentalmente psicológica, dirigida a afrontar los males más frecuentes en este terreno, como puede ser la angustia, el estrés, los vicios de carácter, la tristeza … Lo que se propone también es variado: Conseguir consejos sacados del sentido común o de la experiencia generalizada, ejercicios mentales o físicos relajantes, una especie de meditación, un encuentro con la naturaleza, etcétera.
La pregunta obligada, claro está, es si todo esto sirve para algo. Pero esta pregunta es engañosa. Muchas cosas sirven. El sentido común siempre ayuda, la relajación o la meditación vienen siempre bien para tantas personas que viven una vida acelerada y saturada de reclamos de todo tipo.
En este sentido, el principal argumento de venta de todo esto es el testimonio de que sienta bien a los clientes. Sin embargo, argumentar de ese modo oculta la cuestión fundamental, que es preguntarse si de verdad resuelve los problemas que se pretenden resolver, si se cumple lo que se promete. ¿Hemos encontrado en la autoayuda la panacea para los males que aquejan al espíritu humano?
Julio de la Vega - Hazas
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