Representan el colectivo más numeroso del país. No reciben ninguna contraprestación monetaria. No están reconocidas oficialmente. Carecen de derechos sociales como la pensión por jubilación porque, entre otras cosas, nunca se jubilan. No pueden declarar la renta por separado de su marido. Trabajan todos los días del año.
Son mujeres anónimas, son amas de casa. Una 'profesión', ejercida a veces por obligación y otras tantas por decisión propia, que no requiere ninguna especialización o que, mejor dicho, las requiere todas. Porque el trabajo de ama de casa es susceptible de dividirse en multitud de trabajos especializados para los que solemos reservar la etiqueta de 'profesional'. Como si ser 'generalista' no fuera otra forma de ser 'profesional'. Un cocinero, un pedagogo, un pediatra, un mayordomo, un sastre, un contable, un decorador, un psicólogo,… concentran todos sus esfuerzos laborales en una sola faceta, llegando en ocasiones a alcanzar un virtuosismo admirable. Y a pesar de todo ello, son mujeres que no pasarán a la 'historia oficial' de las mujeres trabajadoras, pero que para mí están en el primer puesto por dedicar todo su tiempo a trabajar para los suyos.
Por todo ello, hoy quiero utilizar este rincón con sabor a tejido empresarial y autonomía femenina para dar mi más sincero aplauso a 'las otras' trabajadoras, a todas las amas de casa de nuestro país cuyo trabajo, según afirmaba un reciente estudio de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, equivaldría al 40% del Producto Interior Bruto nacional. ¡Ahí es 'ná'!
Isabel García
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