Es lo que tiene la atención selectiva: ponemos todos nuestros esfuerzos en la tarea que nos interesa en ese momento, de forma que el resto de estímulos pasan desapercibidos. No es posible atender de forma efectiva a dos sucesos al mismo tiempo pues aqui intervendría la distracción: una tarea distrae a la otra y en consecuencia nos dispersamos.
Por ejemplo, somos capaces de estudiar con la radio encendida, pero en el momento en que aparezca un tema musical que nos gusta especialmente, un noticia alarmante o cualquier otro estímulo potencialmente interesante, nuestra atención automáticamente se desvía.
Todo esto forma parte de nuestra capacidad de adaptación al medio y de nuestro instinto de supervivencia en el que priman los estímulos más llamativos porque podrían ser más urgentes.
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