domingo, 14 de junio de 2009

Ansiedad ante los exámenes

Estamos en época de exámenes y es normal que los nervios nos invadan. Esto no tiene porque ser malo pues la función de la ansiedad es precisamente la de activarnos para realizar alguna acción; el problema aparece cuando es excesiva y no sabemos canalizarla.
Angel Antonio Marcuello García nos resume unas pautas a tener en cuenta antes y durante la realización de las pruebas:

Antes del examen:
1. Prepara adecuadamente las asignaturas antes del examen mediante las técnicas de estudio. Cuando un tema queda bien aprendido, no se olvida fácilmente. Cuando se aproxima el examen, lo único que nos resta es repasar, para afianzarlos más en la memoria. Cuando se ha trabajado convenientemente, se sabe, y el examen no debe producir ningún temor.

2. Si te sientes nervioso, practica alguna técnica de respiración abdominal, prestando especial atención a tu respiración, intentando que ésta sea cada vez más profunda y pausada.

3. Piensa positivamente. Intenta cambiar los pensamientos negativos en pensamientos racionales. Ejemplos: en vez de decir “Voy a suspender” di “Tengo la habilidad para aprobar, sólo necesito trabajar más”, “Un poco de activación me puede ayudar. Así lo haré lo mejor que pueda”.

4. Dormir suficientemente la noche antes del examen, es aconsejable dormir con normalidad y dejar preparado todo lo necesario para el día siguiente antes de irse a la cama.

5. No ir con el estómago vacío al examen, aconsejable tomar un pequeño aperitivo a base de fruta o vegetales (zumos...).

6. Intenta pensar en el examen como una recompensa al esfuerzo y una liberación del esfuerzo que has concluido.

Durante el examen:

1. Piensa en cosas positivas que te ayuden a mantener la concentración durante el examen, como “Esto es sólo un examen”, “Estoy familiarizado con el material"

2. Practica técnicas de respiración. Tómate un par de minutos de descanso si lo crees necesario.

3. Lee detenidamente cada pregunta del examen y ten claro lo que se te pide antes de responder.

4. Distribuye el tiempo del examen por pregunta.

5. Contesta primero las preguntas que estás seguro puedes hacer bien (caso de que puedas elegir entre varias preguntas)

6. Si tienes un lapsus o te quedas en blanco, pasa a otra pregunta. No te angusties y si es necesario práctica la respiración abdominal. Recuerda que esta situación dura unos minutos. Si consigues controlar la ansiedad no tardarás en recuperarte.

7. Pregunta al profesor aquellas dudas que te surjan durante el examen.

8. Escribe rápido con buena letra, con orden y limpieza.

9. No te apresures si ves que tus compañeros acaban antes, trabaja tranquilamente a tu ritmo.

10. Lee con atención el examen antes de entregarlo. Presta atención a la puntuación y a la ortografía.

11. Piensa en que tras el examen te podrás dar algún capricho.

¡¡Mucha suerte!!

miércoles, 3 de junio de 2009

El juzgado enseña a divorciarse

Gracias a un convenio de la Xunta con el Juzgado, la Fiscalía y el Colegio de Abogados de Santiago, y el colegio gallego de psicólogos, se ha puesto en marcha un programa pionero en España -solo Madrid tiene algo parecido y tan completo, es decir, con abogado y psicólogo, gratuito y en sede judicial- que sería deseable implantar en el resto de los juzgados de familia de la comunidad.

El funcionamiento del programa es relativamente sencillo. Una pareja presenta una demanda contenciosa -divorcio, modificación de medidas, ejecución, incapacitación- y el juez examina el caso: si no hay malos tratos ni desigualdad-incapacidad para alcanzar acuerdos (toxicologías o enfermedades mentales), deriva automáticamente el expediente al servicio de mediación. Allí, una abogada -Olga Faílde- y un psicólogo -Juan Daponte- hablan con la pareja y sus abogados, indicándoles cómo funciona la idea, que consiste en una serie de charlas en las que no hay ni abogados ni jueces y donde nada de lo que se diga puede ser utilizado en el juicio, al que nunca acudirán los técnicos. «El 63% de las parejas aceptan la mediación», explica Juan Daponte, entre otras cosas porque «no compromete a nada, no paraliza el proceso, que va en paralelo, y es gratuita».

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¿Cómo se consigue que una pareja que lleva, por ejemplo, cinco años sin hablarse llegue a un acuerdo sólido y lo cumpla? «Haciéndoles ver que han de dejar esa posición inamovible en la que se encuentran y piensen en cuál es su verdadero interés», dice Juan Daponte. El psicólogo parece tener una varita mágica para conseguirlo, a la vista de su nivel de éxitos: «A veces lo único que necesitan es poder hablar», apunta Faílde.

Algunos llevan años sin dirigirse la palabra y comunicándose por medio de sus abogados, escuchando lo que opinan los padres, nuevos cónyuges, cuñados y tíos, pero sin sentarse juntos. Esa tensión es un patrón en la primera charla. Después se va rebajando: «A veces solo con que uno diga ''lo siento'' o ''no sabía que te hacía tanto daño''», apunta Olga Faílde, porque detrás de exigencias absurdas o draconianas se suele esconder el dolor de un capítulo vital no cerrado.

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