martes, 30 de septiembre de 2008

El proyecto

Nuestra tarea más importante es convertirnos en personas. A medida que hacemos elecciones y tomamos decisiones vamos conformando a la persona que podemos llegar a ser y que, potencialmente, ya somos.

Para construir nuestro proyecto personal es importante visualizar quién queremos ser, dónde queremos estar, a dónde queremos ir y con quién queremos compartir nuestro camino. Pero para compartir nuestro camino será necesario tener un camino para compartir. Si permanecemos sentados esperando que la vida nos lo regale, sin aportar nada por nuestra parte, podemos llegar al final de nuestro trayecto sin haber compartido nada con nadie, vacíos de proyecto, vacíos para dar y vacíos de vida.

El proyecto individual debería ser un “proyecto de desarrollo y crecimiento personal abierto y flexible”. No supone tenerlo todo pensado y controlado, ni tampoco que debamos saber exactamente todo lo que queremos obtener o ser en la vida ya que, de ser así, sería un proyecto cerrado y muy peligroso. Cuando nos obcecamos en determinados objetivos, podemos pasar por alto muchas oportunidades. También tenemos mayores posibilidades de sentirnos frustrados y sufrir, puesto que los paisajes que la vida nos presenta no son siempre los que hubiéramos elegido de haber podido hacerlo.

Podemos llegar a encontrarnos o perdernos a nosotros mismos según sean nuestras respuestas a los pequeños retos diarios y no tanto por la aparición de sucesos vitales repentinos y trágicos que puedan cambiar totalmente nuestra vida. Nos perdemos al perder nuestra dignidad en las pequeñas incoherencia y nos encontramos al mantenernos coherentes.

Juntos pero no atados. Soler y Conangla

La responsabilidad de mantenerse a salvo

A veces el hecho de procurar estar bien uno mismo se confunde con egoísmo. Pero existe una diferencia enorme entre ambos conceptos. Somos responsables de prestar atención a nuestras necesidades, a nuestros deseos, a nuestros sentimientos y pensamientos; de crear las condiciones para mantener y mejorar nuestra salud física y emocional, y buscar un entorno equilibrado donde crecer y realizados como seres humanos. Estar atento a uno mismo es el mejor camino para mantenerse a salvo de la enfermedad, del desequilibrio, de la explotación y de la división interna, y también la premisa esencial para poder dar atención y amor a otro ser humano.

Por tanto, la mejor manera de relacionarnos, sin asumir un nivel excesivo de riesgo y dolor, es siendo personas autónomas que asumen la responsabilidad de darse cuidado y atención a sí mismas. Sólo así no sobrecargaremos a otros pidiéndoles que se encarguen de nuestra vida y de nuestra felicidad. Estas tareas sólo a nosotros no conciernen.

Juntos pero no atados. Soler y Conangla

domingo, 21 de septiembre de 2008

Día Mundial del Alzheimer

Hoy 21 de septiembre se celebra el día mundial del Alzheimer, fecha elegida por la Organización Mundial de la Salud y la Federación Internacional de Alzheimer. El propósito de esta conmemoración es dar a conocer la enfermedad y difundir información al respecto, solicitando el apoyo y la solidaridad de la población en general, de instituciones y de organismos oficiales.
La enfermedad de Alzheimer es un desorden progresivo, degenerativo e irreversible del cerebro que causa la debilitación, la desorientación y una eventual muerte intelectual. Su nombre proviene de Aloís Alzheimer, un neurólogo alemán que en 1907 describió los síntomas que presentaba una mujer de 48 años como graves problemas de memoria así como las características neuropatologicas de la enfermedad de Alzheimer. A día de hoy, su origen es todavía desconocido.

Inicialmente se produce pérdida de memoria, y desorientación temporal espacial. En una segunda fase el enfermo pierde fluidez en el lenguaje, tiene dificultades para vestirse y necesita ayuda constante
para realizar actividades cotidianas. En la fase avanzada la incapacidad es profunda y no se puede valer por sí solo. Su personalidad experimenta alteraciones irreversibles, deja de hablar, no reconoce a sus allegados y presenta incontinencia urinaria y fecal. Asimismo, aumenta la rigidez muscular, de manera que va quedando progresivamente recluido a una silla de ruedas y después a la cama. Además, aparecen otras complicaciones como ansiedad, angustia, agresividad o depresión.

Desde que la enfermedad de Alzheimer se declara, puede durar entre los tres y quince años; durante los cuales el enfermo va perdiendo sus facultades hasta alcanzar un estado similar al de un recién nacido; sin control de esfínteres; con una total pérdida de memoria, juicio y lenguaje. Debido a esto, muchos especialistas relacionan la enfermedad de Alzheimer como un progresivo desaprendizaje.

Hace un año Antonio Mercero estrenaba la película "¿Y tú quien eres?", que refleja perfectamente la dura situación que acompaña esta enfermedad desde sus inicios; eso sí, Mercero se encarga de suavizar ese drama con una buena mezcla de humor y mucha ternura.

viernes, 5 de septiembre de 2008

Educación emocional en la escuela

En España, aunque el sistema educativo no concede importancia a la educación emocional, cada día son más los docentes y pedagogos que son conscientes de su utilidad y tratan de aplicarla en sus lugares de trabajo. Otros la rechazan porque entienden que para la solución de conflictos internos ya están los psiquiatras y los psicólogos. Este rechazo suele manifestarse en la negativa a participar en los tímidos planes de formación en "gestión humana" que de vez en cuando la Administración intenta con los profesores de secundaria. Pero, a pesar de todo, la educación emocional se abre paso con más fuerza, y ya se cuentan por miles los profesores -mayoritariamente del sector privado y de los niveles de infantil y secundaria- que asisten a los cursos y aplican lo que han aprendido con sus alumnos.

La inteligencia emocional consiste en desarrollar la capacidad de sentir, entender las causas de este sentimiento, controlarlo y modificarlo. Para ello existen técnicas. El Instituto Español de Inteligencia Emocional de Madrid es uno de los que las enseña, especialmente a los profesores. Su instructora, Ana Bayón, explica cómo: "Primero se pone nombre al sentimiento: furia, cólera, rabia, miedo, frustración... para saber a que nos enfrentamos. Una vez identificado, sabemos qué hacer".

Estos seminarios reúnen a los docentes en grupos pequeños y cada profesor verbaliza lo que le preocupa. Los demás escuchan. El que habla observa de lo que tanto le preocupa le ocurre a otros profesores, que han salido ya del atolladero. "Toman conciencia de que no están solos y de que el problema tiene solución", comenta Ana Bayón. Sirva de ejemplo el comentario de una profesora de secundaria que asistió el pasado mayo a uno de estos cursos:

"Un alumno se sentaba con el trasero al borde de la silla y las piernas despatarradas en mi clase de matemáticas, y así estaba hasta terminar. Mi reacción era gritarle: '¡Siéntate bien. Pon la espalda recta!'. Nunca hizo caso". Tras el seminario, esta profesora decidió dedicar diez minutos de la clase a mostrar a sus alumnos una lámina con un esqueleto humano, detallarles la función de sostén de la columna vertebral y recomendar la conveniencia de cuidarla. "Al día siguiente, el chico seguía con sus malos hábitos. En lugar de enfadarme, le dije: '¿Recuerdas lo que hablamos ayer?". El adolescente contestó con un bufido, pero se enderezó. Y cada día aguantó más tiempo bien sentado. Ella le transmite su sorpresa al instructor: "Funciona".

Las autoridades educativas, sin embargo, parecen mirar para otro lado. Pere Darder, presidente del Consejo Escolar de Cataluña, partidario de estas nuevas técnicas, se muestra cauteloso: "No pedimos un cambio, pedimos una revolución". Y esa revolución consiste en volver del revés el sistema y desterrar las secuelas de aquel inquietante axioma de la letra, con sangre entra. Con todo, Darder cree que el camino está iniciado y no tiene vuelta atrás.


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