sábado, 17 de mayo de 2008

Sumisión química:la violación que cuesta recordar.

...No se conoce, no se denuncia y parece inexistente. Tan inexistente como permanece en la cabeza de María su agresor: un desconocido sin rostro que la sometió el pasado septiembre a la experiencia más desagradable de su vida en unas horas en las que estuvo dormida aunque despierta. Esta chica gallega de 21 años que oculta su nombre real, recuerda perfectamente con quién estaba y qué hacía antes y después de sufrir un abismo en su memoria. Su amnesia empezó un sábado de madrugada a la puerta de un disco-pub y la neblina en su cabeza se fue despejando tres horas después con la voz de un adolescente que pedía a su padre que dejara marchar a la chica que estaba desnuda en la habitación.

No recuerda mareos, ni pérdida de visión, nada, hay un corte perfecto. Ella esperaba a las amigas en la calle a eso de las tres de la madrugada y fue consciente de que un hombre estaba sobre ella alrededor de las seis y media de la mañana, en una casa en medio del monte. La policía identificó en unas pocas horas al agresor. Cuando llegó a casa cometió el primer error, se duchó antes de meterse en la cama. "Pero nunca es tarde, la frustración y la impotencia que se sienten no deben impedir que se denuncie, hay que hacerlo, aunque tengas miedo de que no te crean". A ella no le hicieron mucho caso en las urgencias del hospital que visitó, no le gustó el trato de la ginecóloga: "Me dijo que vaya borrachera que pillé, que me acosté con un tipo y que ahora estaba arrepentida. Pero yo había bebido menos que otras veces, cuatro cervezas y un cubata que pedí y no tomé. No me hicieron una revisión física".



La directora del Servicio de Toxicología de la Universidad de Santiago de Compostela (USC), Angelines Cruz, ha destacado la 'relevancia' de incluir los exámenes toxicológicos en el protocolo de atención a las víctimas de agresiones sexuales bajo la denominada sumisión química.Este Servicio de la USC cuenta con un protocolo de actuación para detectar casos de agresiones sexuales en los que las víctimas que son drogadas, dado el incremento de este tipo de situaciones que se están detectando, pese a que ni en Galicia ni en el resto del territorio nacional existen cifras exactas de este hecho, explicó.

'Es necesario empezar por informar a los médicos de urgencias, forenses, ginecólogos, personal de centros de salud o planificación familiar para que sepan en qué consiste la sumisión química y cómo actuar si se presenta algún caso', insistió.

lunes, 12 de mayo de 2008

Día Mundial de la Fibromialgia

La Fibromialgia, reconocida como entidad por la OMS desde el año 1992, es un problema importante de salud por su elevada prevalencia, morbilidad, y por el alto índice de frecuentación y consumo de recursos sanitarios que origina, y más frecuente en el sexo femenino (de cada 10 personas afectadas, 9 son mujeres).

En general, se considera la presencia de fibromialgia cuando hay dolor persistente durante, al menos, tres meses; y dolor a la presión de al menos 11 de los 18 puntos contemplados.

No se sabe aún con certeza qué la produce; tampoco existe un tratamiento definitivo. Las medidas que se aconsejan van dirigidas a mejorar la calidad de vida, la capacidad de afrontar los síntomas y el bienestar psicológico. La terapia se sustenta en cuatro aspectos:

- Educacional/social
- Farmacológico
- Rehabilitador y físico
- Psicológico

Página completa sobre Fibromialgia

jueves, 1 de mayo de 2008

La casa de los horrores

Puesto que nos resulta difícil encajar situaciones como éstas, tratamos de buscar alguna explicación coherente, y la más asequible suele ser la de atribuir estos casos a personas con serios trastornos mentales. Pero la realidad nos indica que tan sólo una pequeña parte de enfermos mentales exteriorizan su violencia.

Transcribo lo que ha escrito Alberto Fernández Liria, presidente de la Asociación Española de Neuropsiquiatría, en el "El País" a propósito de lo que ha sido calificado como "el delito de un monstruo":

Cuando la noticia de horrores como los cometidos por Josef Fritzl conmociona a la opinión pública, los profesionales de la salud mental nos vemos requeridos a responder qué tipo de mente enferma puede haberlos guiado. La respuesta es descorazonadora: no hay enfermedad a la que atribuir un comportamiento así.

Pensar que un comportamiento contrario a lo que consideramos humano es producto de una enfermedad nos evita el trance de aceptar la maldad en nuestra especie. Pero lo hace a un coste alto: el de negar la responsabilidad que tienen los individuos de sus actos y el de asociar, una vez más, por un motivo falso, la enfermedad mental grave con la violencia. A veces, un trastorno psicótico puede llevar a cometer delitos: el individuo que cree que el enfermero que le ayuda es un miembro de la Gestapo que se propone arrancarle la información que él tiene para destruir el mundo, no debe ser considerado culpable de apuñalar al enfermero -cosa que nunca se propuso- sino de haber intentado defenderse a sí mismo y a la humanidad. Y sólo debe ser tratado para evitar que vea miembros de la Gestapo. Pero no hay enfermedad mental que coarte la libertad de un Josef Fritzl, que ha demostrado una capacidad de manejo certerísima de la realidad y que, conseguridad, sabía lo reprobable de su conducta, que, por eso se preocupó de ocultar. No hay objeto de tratamiento psiquiátrico aquí. El mal que causó a sus hijos es irreparable.

Que su caso no sirva para que, al explicarlo, causemos mal a inocentes. Porque empezamos a querer ver enfermos mentales donde sólo hay malvados y acabamos viendo malvados donde sólo hay enfermos mentales.